domingo, 4 de diciembre de 2011
Trazos de apocalipsis
Trazos de apocalipsis en mis manos,
suelos de algodón picado...
y una efervescencia en la punta de las uñas,
resaltando todo el azufre de sus corruptos roces con la caja imbécil...
y el escaparate de caricias mágicas tras el cristal
dónde apoya los minutos de lo imposible.
Las quimeras ya tuvieron sus tronos
dejando el culo caliente a mejores postores
que depositan sus delirios de horas tuertas.
Sueños de manos zurdas y elevaciones en el ápice del alma
como pequeños aleteos en cuarenta grados a la sombra
y cuarentena para el pesimismo,
como doscientos días que tiene el año en mi calendario de bitácoras.
Quién construye flores a su paso?
Sólo las pisadas transparentes que han calado colores entre tierras áridas,
sólo pelos de gato y ojos sinuosos
torciendo caminos de laberinto
con ovillos de lana para saber por dónde nunca volver.
Ni una mirada de cangrejo.
Ni una palabra de más.
Ni un silencio de menos...
y una brisa de la oscuridad cayendo en mi horizonte,
de esa cómplice de magia y fugaces sonrisas amontonadas bajo su figura plateada,
fabricando mi sombra en las horas de plenilunio.
Porque mi alma siempre pide estar como esclava de la noche.
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