jueves, 7 de noviembre de 2013

Mi menor

Intensidad que me ahoga.
El yugo abraza suavemente el cuello,
susurrando historias de miedo,
interrogantes,
charcos de memoria enlentecida que bloquean mis manos.

Las alas aprietan en la espalda,
cómo la gota de sudor retenida.
Cómo la cárcel de piel.
Cómo la calma antes de una tormenta.

Olvidaste la entrada del laberinto
...y porqué inventas una salida.
Miradas furtivas hacia la dirección del dedo acusador,
sombras de palabras en espiral.

El enemigo está ante el espejo,
no busques más.

Rodillas al suelo que no echan raíces…
y siento la evanescencia de la gravedad.

Limaré los barrotes del pensamiento con mis propias manos
dejando sólo columnas de humo.
Reflejos de un pájaro de fuego
que ha decidido despegar.