martes, 24 de julio de 2012

Mi reino de hielo


Mil noches de intensidad que me azotan el cerebro.
Mil noches de intensidad...
y recuerdos de lo que no impactó en mi retina.

Mil noches de piscinas vacías
ante las que se avalanza un cráneo maldito.

Mil flujos de algodón con el instinto más salvaje
y treinta cojines de plumas de gaviota,
por si no ingiero un plato de suavidad
y prefiero seguir raspando las aristas que limitan el pensamiento.

No me busques entre esos lares de azúcar,
no prometas la luna buceando entre icebergs superficiales...
por si tropiezas con la dureza de mis esquinas,
gélidas,
que trepan por la enredadera que has marcado,
tallada a navaja,
curtiendo una a una hasta la última gota de flujo rojo que emana de sus venas.

Y me devuelve al reino de hielo,
dónde sigue forjando la hoguera
capas de cuero y marfil sobre la tez,
absuelta de impurezas e hipocresías...
homicida eterna de la ilusión.